Cruzar la Última Frontera. Ese punto
a partir del cual no hay posibilidad de regreso. Ese ‘¡Hasta nunca!’. El último adiós.
A lo largo de nuestra vida, cruzamos y/u obligamos a cruzar a alguien, multitud
de fronteras, unas más complejas de transitar, otras más simples. Y, casi
siempre, hay posibilidad de volver al lugar de procedencia. De ésta, no la hay.
Traspasarla significa no regresar jamás. Y es en ese ‘otro lado’, ya que ellos han
traspasado la barrera, en el que permanecerán condenados sin paliativo
alguno posible. Sin retorno. No hay repatriación posible. No se admiten
negociaciones al respecto.
Protervos pseudo-gobernantes, farsantes
incapaces de ver allende vuestra ambición sin límite, deshonrosos malnacidos más
dedicados a atesorar capital ajeno que a servir al Pueblo del que provienen vuestras fortunas, tecnócratas sin consideraciones ideológicas o políticas, malformados
en Humanidades, exentos de todo principio Filosófico, ilusionistas del
desencanto, cebados con la amargura de los que sufren el fiasco de vuestra
gestión, dispuestos siempre a que vuestra mano izquierda ignore lo que la
derecha hace…
¡Habéis cruzado la Última Frontera!
Malditos meapilas de sotana y
padrenuestro, comedores de pan ácimo, reprimidos represores de mentes, babeantes
onanistas que os excitáis trocando el mal ajeno en letanías, auto-pretendidos caudillos
de almas, vendedores de parcelas en un inexistente Más Allá de esponjosas nubes
de algodón y ángeles asexuados…
¡Habéis cruzado la Última Frontera!
Abominables banqueros, execrables
ejemplares de una ralea que vampiriza a los hombres de bien hasta lograr mutar su sangre en ese sucio dinero que hace rebosar los bolsillos de vuestros pestilentes
trajes de diseño, fumadores de cigarros confeccionados con la piel de aquéllos
a los que debierais servir como felpudo y de los que esnifáis hasta el polvo de
sus huesos…
¡Habéis cruzado la Última Frontera!
Ruines empresarios, nunca
suficientemente saciados con el sudor de los que dan su vida para que disfrutéis
las vuestras de ‘Star System’, todo a cambio de un salario mísero, apenas para mal
sobrevivir, siempre con el descontento y el lloriqueo en vuestros labios, nunca
convenientemente repletas vuestras arcas, abanderados del cinturón apretado en el
talle de todo aquél que no pertenece a vuestra réproba calaña…
¡Habéis cruzado la Última Frontera!
Trasnochados nacionalcatolicistas
de nuevo cuño, abyectos salvapatrias que sacáis a pasear bajo cadenas y
pistolas las penas ajenas pretendiendo convencer a golpe de genuflexión a aquéllos que jamás
comulgarán con una hedionda doctrina como la vuestra…
¡Habéis cruzado la Última Frontera!
Detestables nuevos ricos
tecnológicos, preocupados tan sólo por poseer el último modelo de auto, de
cadena de sonido, de teléfono móvil, de tablet, más ocupados en descargar la novísima
versión de Sistema Operativo de tantísimo aparato seáis capaces de poseer (que
no entender) que de poner en orden vuestra mente y la de vuestra descendencia con la lectura, simple, de un
libro que os haga pensar…
¡Habéis cruzado la Última Frontera!
...Cruzar la Última Frontera. Ese punto
a partir del cual no hay retorno posible. Ese ‘¡Hasta nunca!’. El último adiós.
¡Cuándo para ellos!