jueves, 6 de marzo de 2014

El Tiempo, mal consejero.

Cuántas veces he oído decir: 'Tranquilo, Miguel, el tiempo lo cura todo'... ¡JA! No puedo evitar sonreír al pensar en tal insensatez de consejo. El Tiempo, al que ya describí una vez como 'mi más maldito ami-enemigo', no cura nada. ¡JAMÁS! Es tan sólo un jodido impostor, un farsante que, con una sonrisa en su rostro y unos ojos brillantes te da palmaditas en la espalda hasta que, el día menos pensado, te regala un espejo.

Sólo YO mismo soy capaz de curarme. Cuando deseo hacerlo. Y no es cuestión de Tiempo. Por mucho que transcurra. Ni de Distancias. Por grandes que éstas sean...