sábado, 31 de julio de 2010

Agosto.

Pues sí. Ha llegado Agosto, octavo mes del año en el calendario gregoriano, con sus 31 días y sus 31 noches, cuyo nombre lo es en honor del emperador romano Augusto Octavio – Augustus Octavius.

Muchas cosas han ocurrido en este mes a lo largo de la Historia, entre otras: Independencia de Bolivia y Uruguay, lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, nacimientos de Napoleón, Emiliano Zapata y Michel Jackson, muerte de Lady Diana Spencer y Antonio Puerta…


Como siempre. Después de cada Julio, Agosto. No sé si se me nota, pero no soy lo que se dice un amante del verano – ni de verano; amante, lo soy todo el año –. No me importa ir a la playa un par de veces a la semana: veinte minutos de sol, algunos chapuzones, algo de natación, un ‘Aquarius’ y para casa – andando, por supuesto; no hay que olvidar hacer algo de ejercicio…


Sin embargo, debo reconocer que la cosa ha cambiado sustancialmente con respecto a mis años de adolescencia. Ya no hay grupitos jugando al fútbol y marcando un territorio en el que nadie podía plantar su toalla. No aparecen esos ‘clásicos’ y ‘añorados’ – ¡cómo los echo de menos! – gamberros – por aquí llamados ‘bajunos’…, por lo de baja estofa, supongo – arrojando bolas de arena a diestro y siniestro, correteando por encima de toallas, señoras y niños, siempre con lindos versos de Pemán en sus labios, eternamente acompañados de ‘inocentes canes’ que campaban por sus respetos... ¿Qué habrá sido de aquellos que, radio-cassette gigante en ristre, nos amenizaban mañanas y tardes playeras sin pedir nada a cambio…? Por no hablar de su contribución a la cultura musical del momento y su difusión… Qué pena que también hayan desaparecido esas improvisadas jaimas caseras que ocupaban media playa, con su ‘agradable’ olor a sardinas asadas inundando medio litoral, sus decenas de botellas de whisky y ron deambulando por la arena hasta llegar vacías a la orilla, como a la búsqueda de un mensaje que nunca llevarán a otra orilla remota… Y qué decir de aquellos camareros de chiringuito, pulgar metido en la fuente de ensalada, sin afeitar, pelos en la sopa (¡sic!), y no como ahora, que sólo te sirven chicas monas ligeras de ropa...


No, definitivamente, las cosas han cambiado. Ya nada volverá a ser como antes.


Al menos, nos queda el consuelo del diario ‘as’, que ha recuperado a sus famosas ‘En Agosto, guapas al rostro’ que popularizara en página de huecograbado, y con textos inolvidables Hebrero San Martín en la España de la transición, visión irónica del deporte… Bueno, ahora salen siempre en contraportada y todo el año, visión tomista de la belleza: 'Integritas, Proportio, Claritas' (Integridad, Proporción, Claridad). Algo de positivo tenía que tener el verano.


De todas formas, detrás de cada Agosto llega un Septiembre, vuelta al trabajo, a clase, nunca exento de cierta carga de melancolía cuasi otoñal que nos hace ver que no fue tan malo el mes pasado… Y volveremos a contar cuánto nos queda para el Agosto que viene.