viernes, 10 de enero de 2014

Un Amigo se marchó. ¿Otro nuevo llega?

Como el todo el mundo, los viejos amigos tienen sus buenos y malos momentos. Y es curioso que, una vez que 2013 se ha marchado, como cuando los viejos amigos, los de corazón de oro, lo hacen para no volver, lo eche de menos… Lo cierto es que nuestra relación no empezó demasiado bien. Tampoco continuó, como para arrojar pétalos de flores a su paso, cuál guerrero victorioso. Sin embargo, poco antes de despedirse, tuvo un detalle que hará que jamás pueda olvidarle. Y aunque su partida ha sido muy triste para mí, en el palacio de mi memoria y en mi maltrecho corazón siempre habrá un lugar para Él.


…Hace bien poco, conocí a un tipo que, creo, pretende ser amigo mío. Apenas sé nada de él, tan sólo su nombre, 2014. Como no soy nada desconfiado, pienso que debo darle una oportunidad. Lleva poco tiempo entre nosotros y, aún, es pronto para juzgarlo. No sé si me pedirá ‘algo’ a cambio de mi amistad. Yo, que en cuestiones del ‘cuore’ lo doy absolutamente todo, no pienso exigirle nada. No es mi estilo. No le pediré que mi muerte, si llega, la muera conmigo, como yo no pienso morir la suya con él. Pero eso sí, mi paciencia, y tengo mucha, no es infinita…

No sé, no creo en adivinaciones; la Mística se perdió en la Noche de los Tiempos para no volver. Sin embargo, tengo la impresión de que me va a ir bien con mi nuevo amigo. Así, pues, daré ‘tiempo al Tiempo’, aunque no demasiado.

Y, si me equivoco, ordenaré que me encadenen dentro de un baúl que cerrarán con llave y tirarán al mar más profundo y desconocido. A fin de cuentas, ¿alguien se acordará de mi cuándo ya no éste? Y, si existe ese ‘alguien’…, ¿cuánto tiempo durará el recuerdo? Mientras tanto, sólo me queda aguardar, expectante, el paso de los días…


jueves, 9 de enero de 2014

El Destino, El Caos y la Mariposa.

A menudo pensamos que todo está ‘atado y bien atado’, que lo que nos sucede (y lo que no) a lo largo de nuestra existencia, viene dado por lo que haya escrito, no se sabe quién, en ese libro llamado Destino… Pues bien, jamás he creído que mi vida siga estrictamente el modelo del reloj, previsible, determinado, lineal. ‘Cuando lo manda el destino, no lo cambia ni el más bravo, si naciste pa' martillo del cielo te caen los clavos’, que cantara Rubén Blades…

Y puedo decir, parafraseando a Einstein, que ‘nadie juega con el Universo (ni con mi vida) a los dados’, sea quien sea ese alguien, aunque, en ocasiones, tengo la impresión de que debe haber algún ente que conmigo se lo está pasando, digamos, ¿divinamente?

Pero no. No todo puede estar escrito. Siempre hay pequeñas variaciones, diminutos matices que pueden hacer que un sistema, por estrictas que parezcan sus estructuras, su planificación futura, se vea sometido a un final imprevisible, distinto a lo planificado.  ¡Amada ‘Teoría del Caos’!

Y, ¡cómo no!, una pequeña alteración en una vida metódica, por muy compleja que ésta sea, puede producir tales cambios en lo que siempre has creído perfectamente estudiado, que las consecuencias sean de todo punto imposibles de determinar a priori. ‘Efecto Mariposa’, lo llamamos, una de las características de la mencionada teoría.


En mí caso, nunca he tenido claro si creer o no en el Destino. Tampoco me importa demasiado. Lo cierto es que cuando realizo pequeños cambios en mi rutina diaria, todo parece verse de otro modo. Y cuando voy en contra de todo y de todos, haciendo lo que me apetece hacer en ese momento, dejándome llevar por mis impulsos, por mis apetencias mundanas, más aún.

De hecho, todo suele ir de maravilla hasta que el ligero, suave aleteo de una hermosa mariposa, causa su efecto en mi estómago. Ahí, la cosa se complica. Y comienza el Caos...


miércoles, 8 de enero de 2014

¿Para nacer he nacido? ¿En serio?

En este inmenso Mundo, mesurable pero inmenso…, ¿cómo diablos vine a nacer dónde lo hice? Porque, si hablamos de venir a Él con todo que la Genética, la Biología…, las Ciencias en general, puedan aportarnos de nuevo y/o extraordinario en nuestra vida futura, imaginación y creatividad al poder, amplias posibilidades para todos, ¿NADIE se planteó el hecho de que, quizá, NO QUISE NACER DÓNDE LO HICE? Y, sí…, pudo ser peor. Pero eso no palía el hecho de que YO no deseé nacer en el lugar al que me trajeron hace unos años (algún tiempo ha transcurrido desde entonces, sí; quizá demasiado…). No. Nadie me dio la oportunidad de elegir.

¿Libre albedrío? ¿También en esto? Pues bien, quiero que, de inmediato me traigan el libro de reclamaciones. Porque, ya me dirán…, si se puede protestar por (casi) todo, ¿por qué no hacerlo por esto? ¡Ah!, que debo estar volviéndome loco… ¿Ven? ¡Toda la culpa la tiene el maldito Levante! Toda mi vida soportando su recalcitrante ‘sopla que te sopla’ y así me va…


Mucho hablar de que, en un futuro no tan lejano, conseguiremos nacer sin enfermedades hereditarias graves, mucho hablar de prótesis biónicas, de inteligencias artificiales implantadas en fetos para, cuando sean alumbrados, posean cualidades más que increíbles y, ya me dirán para qué diablos me sirve si yo no quiero nada de eso. Mi deseo, cuando mi alma vagaba por los espacios infinitos del Multiverso, antes de que la mano de un desconocido de bata blanca tirara de mí y me arrancara del vientre materno, era muy fácil de  adivinar. ¡Quiero elegir mi lugar de nacimiento!

Al igual que Vincente (Ethan Hawke) vino a este jodido Planeta azul en ‘Gattaca’, siempre preferí ser concebido de modo natural a serlo en un laboratorio. Pero…, ¿tan complicado era acertar con el lugar? Y la época, claro. Aunque esa es otra historia. Para no dormir, que es lo que me faltaba, visto lo poco que lo hago.

Lo cierto es que desearía haber nacido, pongamos por caso en 1995 (y, no, nada que ver con la dichosa rima…), aunque, a la par, tener ahora 30 años, porque…, ¿quién es el listo que ha decidido que no puedo elegir la edad que quiero tener? (y, no, la edad no es un estado mental; al menos no es sólo eso. Aunque yo lo crea…).

Lo que me consuela, aunque no demasiado, es el hecho de que hasta a mi lugar de nacimiento, ya que sigo viviendo en él (¡quién sabe por cuánto más tiempo!), creo que he llegado a acostumbrarme… A veces. Con lo que no puedo es con lo de los años. Seguiré atento las innovaciones científicas de la basura de siglo que nos está tocando vivir. Por si eso puedo elegirlo. Veremos.