La estela de Mou ha vuelto a derramar su genio en el Campo Nuevo… Y no tan sólo eso, que en teoría no es poco, sino también en nosotros y en nuestros apuestos corazones madridistas añorantes de técnicos de corazón de león como el de un Juan Gómez al que, ¡ojalá! le permitieran entrenar desde el Cielo –No…, dejemos que trabaje el que está, al menos, una año más y Campeón de Liga y, luego, ya veremos…Si el fútbol –y es muy posible que lo sea– es un estado de ánimo, evidentemente el técnico portugués era nuestro Thomas Rocco Barbella, ‘Rocky Graziano’, la gran esperanza para que nuestra afición, la mía, la del alma blanca, no viera de nuevo banderas independentistas mancillando la honra de nuestro sagrado césped. ¡Menudo embajador del fútbol ¿español?!
Acaparar protagonismo librando a sus huestes de toda presión mediática, parar, templar y mandar como Juan Belmonte, en este caso, los ánimos de los suyos, arbitraje habitual… En fin, ni ‘lo de siempre’ pudo con Mou… Ni la roja de Motta, ni el gol en fuorigioco del independentista… Dignos compañeros de lid de ‘Los Trescientos’ hasta este último evento arbitral, que no de juego.
¿Qué quién firma esto? Evidentemente, yo, no. Un tal José –¿João?– Mourinho. Un genio.
