lunes, 10 de marzo de 2014

2000 Light Years From Home.

Hay veces en las que desearía encontrarme a dos mil años luz de casa. Andar perdido en algún polvoriento desierto muy, muy lejano. En otro Planeta. En otro Sistema Solar. En otra Galaxia. En otro Universo. Tan lejos, tan lejos que ni el Diablo sería capaz de atreverse a llegar hasta allí, simplemente, con la única intención de, disfrazado de mujer hermosa, tentarme con lo mundano. Y, sí, Él no es tan simple, pero yo tampoco soy como Simón. Y, aunque no soy nada estagirita, hay muy poquitas cosas capaces de, realmente, tentarme…

Allí permanecería durante el tiempo que fuese necesario para expiar mis culpas, olvidar mi pasado, dejar de pensar en mi futuro. Meditar, hibernado, sin envejecer, sin necesidad de música, compañía, agua, comida…, sexo. Comunicándome, tan sólo, con mi interior en un acto, quizá egoísta pero necesario, de introspección definitiva y definitoria.

Y, cuando la luz roja que veo parpadear ante mí desde hace algún tiempo se tornase verde para, inmediatamente, desvanecerse, volvería de nuevo. Y todo sería, definitivamente, diferente. Más claro, más obvio, más Real.

Mientras tanto, hasta no hallar el modo en el que esto sea posible, supongo tendré que conformarme con la cruda existencia diaria, algo a lo que, a veces, no acabo de acostumbrarme.

Y, aunque haya veces en las que desearía encontrarme a dos mil años luz de casa, SIEMPRE desearía estar un solo centímetro de ti.


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