miércoles, 30 de noviembre de 2016

Cronograma De Una Ucronía Distópica.

Antes que nada, dejemos bien claro algunos conceptos. Un cronograma es, simplemente, un diagrama de tiempos; llamadlo ‘diario’, si así os place. ¿Ucronía…? Bueno, si aplicamos a la Historia una reconstrucción lógica (utopía total y absoluta…), dando por supuesto que los acontecimientos que vamos a relatar no han sucedido realmente pero habrían podido suceder, ya lo tenéis. En cuanto al concepto distopía…, bueno, consideradlo como una anti-utopía, esa cara ‘B’ perversa en la que la realidad se mueve en términos opuestos a los de una sociedad ‘ideal’…

…Bien… Llegados a este punto, imaginaos por un instante que la II Gran Guerra hubiese sido ganada por el Eje. Wernher von Braun, adoctrinado por las Hitlerjugend desde muy niño, jamás se planteó, ni remotamente, ‘emigrar’ a Estados Unidos por lo que, todas sus investigaciones, tanto en materia armamentística como aeroespacial, fueron a parar a manos de los Adolph Jungen Onkel (sí, la maldita horda nazistisch…). Su enorme capacidad de liderazgo científico, todas sus teorías en cuanto a viajes espaciales, sus alucinaciones en lo tocante a contacto con entes extraterrestres, su sabiduría y experiencia, unidas al apoyo nipón y, ¡cómo no!, al aporte de la siempre sufrida y nunca suficientemente valorada mano de obra aportada por la Nova Italia de Il Dolce (perdón, Il Duce…; no sé en qué demonios estaría pensando…) Benito, se aúnan para estallar en un desarrollo tecnológico sin precedentes: Ha nacido la Neue Europe.

Todo esto facilita el caldo de cultivo ideal para la creación de un gigantesco entente empresarial multi-supra-híper-mega-nacional que, controlado por le Höchste Macht, el Obergewalt, Poder Supremo habido y por haber, ofrece a todo aquél afín a sus creencias (y que pueda permitírselo; con la Iglesia hemos topado…), una vez su cuerpo haya llegado al final de su existencia, la posibilidad de perpetuar la de su cerebro, uniendo éste a un superordenador individual para cada caso. Antes que nadie, obvio, los Führung, líderes de líderes, no iban a ser menos…

Pues bien…, Aquí, en la España de siempre, Franco, en un delirio capaz de asombrar al mismísimo Rey Jorge decide, ¡faltaría más!, perpetuarse en el Poder, ser un Führer más y apuntarse a la idea. Aunque, visto lo visto, pasa a ser un líder más de pueblo, como de 2ª Regional… 

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Esto pertenece a una vieja idea de un guion que ocurrióseme años ha, ideal para ser depositado en las hábiles a la par que sabias manos del tándem Luis García Berlanga-José Luis Cuerda. ¡Lo que nos hubiésemos reído, maldita sea…! ¡Ah...!, por supuesto, con el gran José Sazatornil en el papel del General 'Patas Cortas', ¡faltaría más! Y no, no estarían ni Pé ni Santiago Segura. Bueno, algún día... ¡Quién sabe...!


miércoles, 19 de octubre de 2016

Lápices.

Nunca jamás he tirado un lápiz a la basura. Ni los he destruido cuando se hacían diminutos, como si de increíbles hombres menguantes se tratasen. No. Los guardaba en una cajita. Siempre tuve la certeza de que los lápices atesoraban en su memoria todo lo que escribían sus dueños; por eso, tampoco los prestaba. No deseaba bajo ningún concepto que mis lápices conservasen en su memoria recuerdos que no fuesen míos. Y allí, en su destierro, unos a otros, poco importaban su procedencia y su color, se contaban secretos que sólo yo conocía. Y ellos, claro está.

Bolígrafos y rotuladores de mil tipos diferentes. Pc’s de sobremesa, portátiles, laptops, tablets, móviles… Y portaminas. No. Ya nada fue igual que como cuando utilizaba para escribir aquellos grandes amigos con alma de carbón y cuerpo de madera.


jueves, 17 de diciembre de 2015

Ruidos.

Ayer noche, bien entrada la madrugada, me desperté. Unos golpes en los cristales me sacaron de mi estado habitual a esas horas. Me levanté, abrí la persiana del balcón de mi dormitorio y no había nada. ‘El viento’, pensé. Y volví a la cama. Apenas me había dado tiempo de volver a conciliar el sueño cuando el ruido volvió a repetirse. ‘Igual lo he soñado’… Algo en mi interior hizo que volviese a levantarme. Los ruidos no provenían de los cristales de mi balcón. Venían del baño. ‘¡Muy raro!’, me dije. Tan raro que provocó que el vello se me erizara, convirtiendo la situación en inquietante cuando, una vez levantado, pude comprobar que los golpes no venían de la ventana. Provenían del espejo.


miércoles, 30 de septiembre de 2015

Una Nueva vida.

Vivir un no vivir.
Conseguir olvidarse de todo y de todos.
El no-existir ya más tu miserable vida.
Navegar por dos aguas anclado en mar alguno.
Y flotar en el limbo…



Dormitar la frontera entre el Bien y entre el Mal.
Placer por un minuto fugaz como un minuto.
Luego, soñar. Sin recordar la Nada.
Sin recordar la Nada, nada de lo soñado.

Sólo la Nada. Nada…

Sólo la Nada atrás, sólo la Nada al frente.
Y al Despertar, la Nada.
Sólo tú y tu con(s)ciencia de ser/no ser quien eres.


Una píldora, sí. Una ‘simple’ habichuela.
Tan mágica que a Jack le habría dejado mudo.
Un éxtasis impávido, flemático, hierático…
…Y volver a empezar, comenzar desde cero.

Flotar en un placer instantáneo y efímero
y, luego…, luego, Nada. Nada. Contadores a cero.

Darías todo lo tuyo, sí. Lo tuyo y lo que fuera.
Todo lo que no tienes tan sólo por lograrlo.
¡La vida si es preciso! ¡Y cuántas veces fuera!
Primero, de los otros. Luego, sin vacilar, la tuya.

Transportado a otro Mundo, un Nuevo Ser de nuevo.
La posibilidad de comenzar naciente,
insólito, novel, estrenado, lozano.



El precio, sí, una vida. Y comenzar de Nuevo.
¿Lo harías? ¿Sí? ¿LO HARÍAS?
¿Tomarías la droga que lo hiciera posible?
¿Apretar un botón sin importar a qué,
a cuál o a quién demonios pase lo que le pase?
¿Por comenzar de nuevo? ¿De verdad que LO HARÍAS?

Un Nuevo Mundo, ¡SÍ! Tu Nueva Realidad.
¡YO, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ QUE LO HARÍA!
Y vosotros, también. ¡TAMBIÉN, no lo dudéis!
Sobre todo, vosotros que me decís que NO,
porque, ¡al fin y a la postre! es comenzar de Nuevo.

Recordadlo, un botón. Apretar un botón.

Y comenzar de Nuevo.


miércoles, 8 de abril de 2015

El ansia que nos pierde.

¿Es realmente necesario que comamos si no nos sentimos hambrientos?
¿Es preciso que bebamos si la sed no seca nuestras gargantas?
¿Para qué administrarnos medicamentos si no padecemos mal alguno?
¿Es serio que curemos nuestras heridas antes de sufrirlas?
¿Descansamos aunque la fatiga no ha hecho aún mella en nosotros?
¿Permitimos que el llanto aflore a nuestro rostro sin motivo?
¿De qué sentirnos aterrados si el miedo no atenaza nuestro espíritu?
¿Por qué recelamos de lo desconocido antes de saber qué nos aguarda al otro lado?

Quizá debiéramos sonreír. Aun cuando no nos sintamos alegres. Nos ayudaría a acercar más el bienestar a nuestras almas, aunque tan sólo se trate de una mera ilusión.

Quizá debiéramos llevar, siempre, el corazón en la mano. Eso sí, procuremos que la mano en la que lo portamos se encuentre, a buen recaudo, en nuestro bolsillo. Por si acaso…