La Música. ¡Ay!, la Música… Como
el alcohol. Como las drogas. Como el Amor. Como el Sexo (casi). Como el Sexo
con Amor. Problema y solución, al mismo tiempo, de todo lo que sucede en
nuestro cerebro. Endorfinas, adrenalina, serotonina… Responsables de todo
aquello que nos produce placer y que, más tarde, inevitablemente, acaba por
entristecernos sin remisión. Pero la Música nunca me falla. Permanece, recostada,
a mi lado. Apoya su cabeza en mi hombro. Nunca me abandona. Siempre me ofrece
una respuesta a todo… Baste dar tres ejemplos:
Si ‘Ella usó mi cabeza como un revólver’ (Soda Stereo, ¡Grande, Gustavo Cerati!), tendré a disposición mía
una ‘Transfusión de magia pura para el corazón’ (Zoe).
Si ‘Rainin'
In My Heart’ (Neil Young),
‘Who'll Stop The Rain’ (CCR).
Si ‘Misery’
(The Beatles), ‘With
or without you’ (U2).
Sí. La Música. Eterna. Siempre
con respuestas para todo. Aunque, una vez escrito, no dejo de pensar en Misery.
Ni en su letra…
…I´ve Lost Her Now For Sure,
I Won´t See Her No More,
It´s Gonna Be A Drag
Misery…
¡Malditos Beatles!
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