jueves, 16 de enero de 2014

La Estrella que cambió de color.

Un agujero negro. Minúsculo. Infinitesimal. Controlado por mí. Inmune a su poder. Abrirlo y cerrarlo a mi capricho…


Hace algún tiempo, pasando por una de esas etapas en las que el corazón puede más que la razón y la resaca más que la vida misma, conocí a una estrella. Todo iba bien en nuestra amistad hasta que comenzaron los cambios. Un buen día, anocheció convertida en ‘enana blanca’. Ya le había advertido que esto ocurriría y que, más tarde o más temprano, todo cambia, evoluciona. Ella pareció entenderlo, aunque no quedó muy conforme…

…Sin embargo, no estaba preparada para nuevos cambios, no para lo que sobrevino. Casi sin darnos cuenta, una noche comenzó a subirle la temperatura. Yo le decía que era algo más, aunque, en esos momentos, no podía oírme. Tras una noche de fiebre supernova, la cosa derivó en lo que me temía: acabó mutando en estrella de neutrones. Tras un largo proceso cargado de incidencias, mi amiga, no pudiendo evitar que la luz que emana de su superficie perdiera toda su energía, se convirtió en ‘mi amigo’. No podía escapar de su destino. Acabó siendo un agujero negro.

La situación era compleja. Ella.., él no quería que me viera perjudicado por su nuevo estado. Cualquier objeto que se le aproximara, quedaría atrapado y no podría volver a salir… ¿Caer por un agujero infinitamente hondo? ¿No cesar nunca de caer? Ni siquiera la luz puede escapar. La historia de mi vida en un suspiro universal

Si hubiese ocurrido realmente. Si todo fuese cierto. Poder reducir su tamaño, hacerlo invisible a ojos de los demás. Y, con su inmensa voracidad, cuál Saturno, permitirle devorar a los hijos de la maldad, la iniquidad, el dolor, la tristeza…, El Desamor. Los males del Mundo… 


Un agujero negro. Minúsculo. Infinitesimal. Controlado por mí. Inmune a su poder. Abrirlo y cerrarlo a mi capricho. Deseo incumplible de Nuevo Año. Como otros Años. Como otros deseos


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