¿Por qué todo ha de ser tan enormemente complicado? Sé que soy un poco,
bueno, ‘no demasiado normal’, pero tampoco soy el Rey de la Complejidad. Reconozco,
sin embargo, una ligera tendencia, presente siempre en mí, a que las cosas que
me suceden no se lleven a cabo de una forma simple, dejándolo correr; no,
cierto es que, las más de las veces, ‘la cosa toma un camino no precisamente de
rosas’… Y, ¡claro!, si hablamos del corazón, infinitamente peor. Y, sí, soy
consciente, plenamente, de que mi cerebro es el que tiene la culpa de todo, con
sus caprichos inconscientes, sus enamoramientos (¡maldita belleza femenina…!)…,
y sus finales infelices…
Pero prefiero hablar de, creer en, culpar al corazón. Resulta, entonces, más
fácil entenderlo todo, entenderme a mí mismo. Desearía encogerme de tamaño,
salir de mi cuerpo, intangible y penetrar en él. Tal y como lo imagino. Hacerme
sólido dentro, real. Vería, primero, salir humo de la aldea. Luego, al
acercarme, observaría que sus murallas están débiles, algunas destrozadas por
el paso del Tiempo, por multitud de ataques de alguna aldea lejana, más
poderosa que la mía. Traspasaría, entonces, sus puertas, desvencijadas por el último
desengaño amoroso. Cabañas en muy mal estado, apenas protegen a sus habitantes
de las inclemencias sentimentales. Y con la que está cayendo…
Intentaría socorrer a sus habitantes, ayudarles; al fin y al cabo, son los
que cuidan que, esta jodida máquina que guardo en el centro de mi pecho, siga
manteniéndome en pie, día tras día, a pesar de todo. No sería fácil la tarea.
Reconstruir algo cuando se derrumba es más problemático, mucho más, que empezar
de nuevo. Pero no quiero volver a empezar. Quiero remendarme, repararme,
ponerme en cuarentena y, cuando esté curado, completamente sano de nuevo,
recomenzar dónde lo dejé…
Aunque no estoy seguro de que, alguna vez, pueda volver a estar sano del
todo. Es lo que tiene el corazón: cuando lo pisan, queda en él una huella
profunda, permanente. Y la que tengo aún pendiente de reparar lo es. Y mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario