jueves, 30 de enero de 2014

Bajo el Volcán.

Debe ser divertido saltar al interior de un volcán. O que me arrojen a él, como virgen sacrificial que, con su gesto, fuese capaz de aplacar la ira furibunda de quién sabe qué Dioses y Monstruos del pasado.

Y por supuesto que no todo va ser tan simple. ¿Qué me pongo? ¿Cómo me visto? Yo no soy de llevar ‘cualquier cosa’; de ‘arreglado pero informal’, nada de nada. Ni túnicas. Ni capas. ¿Pijama? No uso de eso. ¿Un chándal? ¡Ni pensarlo! No es mi estilo… La verdad es que no tengo ni idea. Si, acaso, mi smoking. Con un traje ignífugo encima, obviamente. Lo pensaré.

¿Y con mi pelo? ¿Qué hago con él? ¿Cortármelo? ¡Eso ni cuando muera! Si es que lo hago. No tengo interés alguno en que me ocurra, si bien tampoco en que pase el Tiempo; en ambos casos, sé que lo tengo crudo… Pero, bueno, volviendo a lo de mi cabello: recogido en una cola, escafandra ignífuga Dios mediante.

¿Zapatos o botas? No sé, no lo tengo muy claro. Pero, sea lo que sea que lleve, recubierto de botas ignífugas, que no me gusta que mi calzado se estropee.

Iría bien afeitado, como me gusta. Y duchado, por supuesto. Como siempre.

Ropa interior impoluta, que uno no sabe lo que puede suceder una vez que sale a la calle…

En cuanto a lo de usar perfume, bueno, un agua de colonia ‘ligerita’, que dentro, con el calor, se potencia el efecto del perfume y no quiero marear a nadie. Si es que hay alguien por allí…

Claro que, puestos a saltar, prefiero elegir por quién sacrificarme. Que por la Humanidad y los Pueblos del Mundo está muy visto. Y no sirve. En este aspecto, creo sé por quién lo haría. Tú también lo sabes, aunque no me tomes demasiado en serio (¿cómo tomar en serio una idea como ésta?).


O, puestos a elegir, tomarte entre mis brazos, aspirar el aroma de tu cuerpo hermoso, dejar que sueltes mi cabello sobre tu rostro (¡cómo me gusta que lo hagas!), besarte dulce, ligeramente, apenas rozar tus labios. Y saltar juntos al vacío. Sentir el calor ambos, quemarnos a la vez, arder en llamas, mejor eternamente. Juntos. Siempre.

Aunque en esto de quemarme, te llevo ventaja. Desde hace tiempo. Desde que te conocí. Lo sabes. Por eso lees esto y piensas ‘¡ains!’. Y tu boca sonríe como me gusta...


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