jueves, 13 de febrero de 2014

La Verdad.

Siempre, a veces más de lo que hubiera deseado, hablo con la Verdad, con mayúsculas, de mi parte. Eso no es relevante puesto que, quién me conoce sabe que yo no miento. Claro que, otra cosa bien distinta es hacerlo ‘ex cáthedra’.

Siento pena por aquéllos que por conocer, por dominar una determinada materia, se creen en posesión de ‘Las Tablas de la Ley’. Para mí son, sin más, unos pobres diablos venidos a menos que basan la atención y el respeto en cosas que, al fin y a la postre, no interesan a nadie. Quizá ni a ellos mismos.

Odio a toda esa gente que piensa que siempre lleva razón simplemente porque levanta la voz más allá de lo permisible por mis oídos, acompañando sus razonamientos de golpes en mesas y mostradores, de aspavientos más propios de un loco que de quien pretende aclararte, explicarte algo. Que no oye a nadie. A estos, sencillamente, los ignoro.

Sin embargo, cuando nos hablan de forma pausada, simple, con todos los razonamientos posibles habidos y por haber, decidimos que quien lo hace, tiene razón. Admitimos nuestro error y a otra cosa…

Pues bien, tampoco estoy muy de acuerdo con ello. Hay verdades que no se dejan resumir en palabras, que no pueden ser contenidas en ellas. Un argumento, por muy fuerte y muy de peso que sea, no siempre implica tener razón. Las verdades NUNCA son absolutas.

TODOS podemos tener parte de razón en cualquier discusión, en cualquier cambio de impresiones que se precie. El asunto está en saber oír al resto, valorar su opinión y pensar que, cada cual se irá al final a casa pensando ‘que ha ganado’, que el resto no sabe de qué demonios habla, sólo él.

Por no hablar de las verdades en minoría. El gran Mahatma ya nos apuntaba aquello de que 'Aunque la verdad esté en minoría, sigue siendo la verdad'.

No, las verdades NUNCA son absolutas. Y, aún menos, las religiosas... De hecho, discutimos a menudo acerca de si, a las doce y diez de la noche sigue siendo ‘hoy’ o ya es ‘mañana’. ¿La verdad? Bueno, el momento más importante de mi vida es ‘AHORA, poco importa si son las diez menos diez o las dos de la madrugada…

No reniego de mi pasado pero en el Pasado queda. Mi mañana no existe ni llegará. Sólo el Presente, con mayúsculas es lo que vivo, o lo que pretendo vivir en cada instante. Lo demás, no importa. A nadie. Y, menos aún, a mí.


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