Recibo un email de mi amigo Fernando Ortiz recomendándome que lea un
artículo del e-diario ‘República de las
Ideas’ (www.republica.com, que
tiene como presidente a Pablo Sebastián, consejero delegado a José Oneto y está
dirigido por Carolina G.-Cortines) en el que, parece, se lleva a cabo un
curioso análisis acerca de la actual situación del fútbol en España... Bueno,
procedo a su lectura y me encuentro con que, parece, la única forma de
sobrevivir en el futuro que se avecina (ojo, hablamos de fútbol) es que los
clubes ‘más pequeños’ (léase que no sean Real
Madrid o Barcelona) procedan de forma y manera similar a lo que hacen las empresas, esto es,
‘asociarse’… Según el articulista (de nombre ‘Marcello’, tiene gracia la cosa), sólo alianzas del tipo Betis-Sevilla,
Valencia-Villa Real-Hércules, Atlético de Madrid-Getafe-Rayo Vallecano y/o
similares pueden crear ‘monstruos’ capaces de competir con los que se están
llevando ‘la parte del León’.
El enlace al mencionado artículo, por si os
interesa echar un vistazo, es http://www.republica.com/2011/08/31/el-sevilla-y-el-betis-se-deben-fusionar_380381/.
¿Qué pensar al respecto? Bueno, la idea está ya muy trillada, todos
habremos leído algo acerca de esto, incluso habremos mantenido más de una conversación de barra de bar o similar
alguna que otra vez. Lo que ocurre es que en el mundo empresarial no existe la
fusión (es una gran falacia), existe la absorción ('el pez grande se come al
chico'). El mundo de los negocios es cruel, fagocitario, no hace prisioneros
(son demasiado caros de mantener), no existen rehenes (no se piden rescates, a
degüello con ellos y sus propiedades pasan a ser del vencedor de la contienda)…
…Por no hablar del tema 'romántico'. El corazón de un aficionado
puede estar en el Madrid o en el Barcelona, NUNCA en ambos. De
hecho, una cosa es celebrar las victorias de la Selección Española – cosa que
yo no hago – con fiestas más o menos etílicas (y algo más) dejándose embaucar
por el efecto de la 'masa' (y de las titis que pululan ligeras de ropa y,
obviamente, ebrias en buen número) y otra alegrarse de que también algún que
otro maldito jugador del eterno rival acabe aclamado por enfervorecidas multitudes para,
en definitiva, acabar en posesión del mismo título que los que tú y los tuyos
idolatráis.
Es como si, en medio de las refriegas que mods y rockers
‘celebraban’ en las playas de Brighton en el 64’ (véase 'Quadrophenia', 1979 – y oigase a 'The Who' sonando de fondo –),
una luz descendiera por entre los nubarrones e iluminara a ‘Ace Face’ (en la versión española, ‘As de Oros’; sí, no podía ser otro que Sting…) y, de pronto y sumido en un trance, dijera: ‘¡Todo el mundo al
suelo!’ (¡Oops!, perdón, no sé
en que estaba pensando)…, ¡Ejem…!, quiero decir, ‘¡Todos quietos! ¡He visto la luz! (sí, esto es de los ‘Blues Brothers’). La única forma que
tenemos de ganar esta batalla es unirnos y, así nos haremos más fuertes. Más
poderosos para ir a España y zurrarles la badana a los 'nuevos flamencos' (que ni nuevos ni flamencos)…’
…No, no se unirían jamás, aunque, dicho sea de paso, yo les
acompañaría de muy buen grado a darles un repaso a esos... Y, de paso, a los
'triunfitos', a los de los '40 criminales', – como los rebautizara el gran Mariscal Romero –, a los del
reggaeton... ¡Hay tanto imbécil a quién zurrar y tan poco tiempo disponible
para hacerlo...!
Igual si las mencionadas alianzas entre clubes resultaran fructíferas, es muy posible que 'Los Dos Grandes' encontraran, por fin, la horma de su zapato. Igual si esto último hubiera ocurrido, Jimmy no hubiera sabido nunca que ‘Ace Face’ era, en realidad, un simple
botones de hotel. Y nunca se hubiera arrojado por los acantilados de Beachy Head.
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